PALOMA SAN BASILIO

Gracias a la vida

Fecha: 08-05-2013

Así empieza una canción de la compositora chilena Violeta Parra, un himno a todo lo maravilloso que la vida nos da a cada paso. Gracias a la vida y a mi deambular por el mundo, he sentido el abrazo de gentes y países con los que soñamos en la distancia. Gracias a la vida, hoy me abrazan también la cordillera de los Andes y el océano en esa franja larga y sorprendente que se llama Chile.

Hay que pisar esta tierra desde el hielo al desierto para entender la calma, la calidez y la sonrisa constante de su gente, que ni terremotos ni dictaduras ni su naturaleza hermosa y amenazante consiguen apagar. Descubrir el mar del Tabo y sus pescados frescos como el amanecer, degustar un ostrón recién cogido, donde seguramente el poeta Neruda los buscaba para degustar en su casa frente al mar, Isla Negra; un refugio que le protegía del tiempo y el odio, un paraíso perdido entre bosques para decir al mundo cosas tan tremendas como “sucede que a veces me canso de ser hombre”. El cansancio del poeta, el descanso en esta tierra que hoy recorro.

Valparaíso, puerto pujante y necesario antes de que otra preciosa tierra, Panamá, abriera sus venas de agua. Viña del mar o las viñas junto al mar que titila en este ultimo día en Chile, antes del adiós que me deja una emoción húmeda y caliente tras el último concierto. A punto de tomar el vuelo que me vuelve a conmover al sobrevolar esa cordillera imponente, inabarcable, apretada y majestuosa.

Gracias a la vida por dejarme una vez más disfrutar del milagro de este sur largo y estrecho, rico en vinos, mariscos, cobre y hospitalidad. Tierra de Mapuches, codiciada y poseída por españoles, irlandeses, alemanes y todos los que a través del Cabo de Hornos descubrían su belleza abismal como del fin del mundo. Gracias por sentir en el inicio de mi gira de despedida el amor de su gente y la seguridad de que “Hasta siempre”, que así he querido llamarla, no es una frase hecha sino la constatación de que todos estos años compartiendo encuentros han valido la pena.Gracias a la vida, como dice Violeta, aunque para ella no fue suficiente; gracias a la vida que me ha dado tanto, me ha dado la risa y me ha dado el llanto. Con ello distingo dicha de quebranto, los dos materiales que forman mi canto y el canto de todos, que es el mismo canto… Gracias, Violeta. Gracias, Chile.

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