El Ruido de la vida
Me han despertado los ruidos, alguien cortaba el césped muy cerca y también con un sonido de cuchillo afilado, seccionaba losas para alguna obra interrumpida. Nunca pensé que esos ruidos, en otro momento tan molestos, me iban a llenar de esperanza y arrancarme una sonrisa.
Se que es un espejismo, que aún estamos en ese limbo inmisericorde al que nos ha arrojado la pandemia, pero también siento que es algo parecido al ruido de la vida que tanto he añorado en estos días, de esa vida pequeña de ritos y costumbres, nuestra pequeña y querida vida a veces huérfana de grandes acontecimientos, pero hecha de pinceladas que al final componen el lienzo en el que respiramos casi sin darnos cuenta.
Ojalá a ese ruido se sumen pronto los olores de un café en una barra, una copa al caer la tarde en una terraza de la castellana, un grupo de amigos quitándose la palabra como tanto nos gusta a los españoles, o el color de las prendas de primavera en esa tienda de barrio en la que tienen tiempo para atendernos cada temporada.
Ojalá todos, los más, podamos disfrutar del sonido del mar, de las calles, de los atascos, de las tertulias, de los conciertos, del avión o el tren llevándonos hacia un sueño. Y a pesar de todo,busquemos un minuto sosegado de silencio por los que ya no podrán nunca más escuchar nada.